Boletín No. 5 – Agosto de 2000
El GRUPO MAGNIFICAT- HISTORIA III
Como venimos haciendo en los
anteriores boletines, en esta sección continuamos contándoles la historia de
nuestro grupo.
Nos habíamos quedado
en aquel primer cassette en que colaboró Magnificat. Alguien que estuvo muy
cerca de este acontecimiento, desde su inicio, fue María Nélida, y pronto comenzó a difundir los cassettes a
distintos puntos del país desde su propio hogar. Al poco tiempo, ingresa al
grupo. Estamos a fines del año 1993. Ella nos cuenta:
“Doy
gracias a Dios y María Reina de la Paz porque en un momento difícil de mi vida
(1993) cuando profesionalmente todo parecía acabado, Dios respondió a mi
súplica a los pies de Jesús Misericordioso y me concedió el "poder
trabajar el resto de mi vida dedicada totalmente a Jesús y a Su Iglesia",
cambiando así mi vida, mi tarea y mi dedicación por completo. Y lo hizo desde
la Comunidad Parroquial que me brindaba María Madre del Redentor (a la que
pertenecí seis años), y en donde conocí a la Reina de la Paz y de allí al
recién formado Grupo Magnificat –con cuyos integrantes me unía lazos de amor
fraterno desde la época del Grupo de oración Camino de Vida- y a los Mensajeros
de la Reina de la Paz, grupos ambos a los que pertenezco actualmente.”
A principios de 1994
Magnificat comenzó una nueva misión evangelizadora, se trataba de mostrar a
través de un cassette la Misericordia de Dios para estos tiempos, con
inspiración en los mensajes dados por Nuestro Señor a la (ahora) Santa Faustina
Kowalska, con algunas meditaciones, algún salmo, oraciones y, por supuesto,
canciones relativas a la Divina Misericordia, disponiendo nuestro corazón para
un encuentro con Dios. El cassette se llamaría “TIEMPO DE MISERICORDIA – Confía en Mí”. Simultáneamente, comenzó a trabajarse en otro
cassette de evangelización: “María del
Rosario de San Nicolás”, que
contaría la historia y los mensajes, al estilo del cassette de la Reina de la
Paz. Nuestra impresión era que el Señor no nos daba tregua, le habíamos ofrecido
el Grupo como instrumento suyo y lo había tomado en serio, no tuvo en cuenta
nuestro poco conocimiento musical, nuestras limitaciones y nuestra condición de
pecadores, tampoco tuvo en cuenta la nulidad de nuestros recursos materiales, a
El sólo le bastó nuestro sí e hizo suyo nuestro entusiasmo. El Señor iba más
rápido que nosotros y lo seguíamos de
prisa de la mano de Nuestra Mamá del Cielo. En marzo de ese año, ingresa Gastón
a Magnificat (nuestro actual coordinador). Pero preguntémosle directamente a él,
respecto de su ingreso:
“Llegó a mis manos el cassette de la Reina
de la Paz; en esa época estaba tocando en la Misa de la Pquia. San Pedro, y
siempre sentía en mi corazón la necesidad de hacer cassettes para evangelizar.
Cuando escuché el cassette me ofrecí al grupo, sin conocer a nadie, para ver si
necesitaban un tecladista. Yo había escuchado un teclado en el cassette pero no
sabía si tenían o no un tecladista. Ellos me llamaron enseguida, al domingo
siguiente. Allí me comentaron que estaba la propuesta del cassette “Tiempo de
Misericordia”.
A las dos semanas
ingresan Alejandro (el baterista) y su esposa Mónica. Ella nos cuenta:
“La batería era para Alejandro “su amor”,
eran inseparables, tocaba en un grupo con dos amigos, pero cuando falleció uno
de ellos, fue tanto su dolor que dejó de tocar. La batería había quedado en la
casa de este amigo. Pasaron 10 años... Un día llamó el padre de aquél amigo
para decirle que allí estaba su batería, que la fuera a buscar. El encuentro
con el padre de su amigo fue sanador, pero aún Alejandro continuaba decidido a
no tocar más. Yo le decía “vos la llevás en el alma, es un don de Dios, ¿porqué
la vas a dejar?”. Y en esos días, debido a un reencuentro con hermanos del
Grupo de oración, me enteré de Magnificat y le pregunté a Horacio si no
necesitaban un baterista. ¡Sí, necesitaban!. Y Alejandro aceptó... Y volvió a
tocar la batería... ¡para el Señor!”
Jesús iba llamando uno
por uno a cada miembro y nuestro grupo iba creciendo. Poco tiempo después,
durante el tiempo de grabación del cassette “Tiempo de Misericordia”, ingresa
María:
“Yo me sentía ligada al Señor y a Nuestra Madre.
La primera canción que aprendí en música fue de la Sma. Virgen. Sentía el
llamado a orar y cantar. Cuando conocí al Grupo Magnificat estaba embarazada y
había tenido que dejar de trabajar por las contracciones (estaba en el sexto
mes). Horacio me mostró el cassette que habían grabado (el de la Reina de la
Paz) y me preguntó si me gustaría cantar en el grupo. Me llegó mucho el hecho de
que no fuera un coro, sino que el objetivo era evangelizar, no buscaban la
“excelencia” sino que oraban y cantaban. Acepté, me llegaba al alma la letra de
las canciones, transmitían paz (ahora aún me pasa cuando canto). Grabé estando
embarazada la canción “Mamá María” y fue una confirmación. Magnificat era una
familia que me recibía en el Señor...”.
Para estos cassettes
el grupo compuso especialmente algunas canciones: “Canción de la Misericordia
(Abreme la puerta)”, “Madre de Dios” y “Hoy
te conocí”. También se incluyeron “Mi Camino eres Tú” compuesta varios
años antes por un miembro del grupo y “Ven Señor Jesús” compuesta también
varios años antes por un allegado al grupo. Para el cassette de San Nicolás se
compusieron los cantos: “Maria del Rosario de San Nicolás” y
“Mamá
María”. La música instrumental de fondo de ambos cassettes fue
ejecutada por el grupo. La preparación, grabación, compaginación, mezclado,
etc. de estos cassettes llevaron largos meses de trabajo (un parto de
mellizos...), pero siempre estuvo el soplo del Espíritu Santo y la cálida
ternura de Nuestra Madre del Cielo. Les aclaramos que estos cassettes fueron
realizados en equipo con Justo Antonio Lofeudo, Graciela Urreaga y Rafael
García, formando parte –en aquella época- de los Mensajeros de la Reina de la
Paz.
Pero aquí no termina
la historia de Magnificat. El Señor siguió llamando: Leticia, Mariela, Claudia.
En el próximo boletín continuaremos.
Testimonios: nuestros hermanos nos
escriben...
(carta recibida vía e-mail)
“Hermano en la fe, y en tu persona incluyo
a ese maravilloso Grupo Magnificat, que indudablemente está bendito por Dios y
llevado de la mano por María para cumplir esa gran misión a la que fueron
llamados. Mis primeros pasos en el camino de la conversión los dí escuchando el
cassette María Reina de la Paz y esos versos: "...y en mi alma así
grabaste tu figura maternal..." retumbaban
en mi corazón estremeciéndome profundamente.
Después comencé a ir a las Adoraciones Eucarísticas de San Carlos y casi entrando a la Basílica comenzaba a escuchar ese órgano melodeando las canciones que cada vez me resultaban mas familiares, y el llanto me brotaba casi hasta el final, a los pies de la Virgen, que me regalaba una gran limpieza de espíritu ante el Santísimo Sacramento. Por supuesto, también comencé a ir a San Bernardo. Esos días me sentía envuelta en una paz sobrenatural que no puedo explicar. Como si fuera poco, desde que nos consagramos como familia a la Virgen en la Navidad de 1995, fuimos llamados a ofrecer el servicio musical en la Santa Misa (trabajamos en dos Parroquias), entonces pensé que si sus cantos generaban en nosotros todo ese acercamiento a Nuestro Señor, debíamos aprenderlos para que toda esa gente sienta lo mismo que nosotros. Y con la claridad de que nunca nadie lo haría como lo
hacen ustedes, lo sorprendente fue que, con gran felicidad, vimos acercarse a tantas personas pidiendo las letras, dando testimonio de su acercamiento a Jesús y solicitándonos que no dejemos nunca de hacerlo porque les hacía mucho bien. Entonces yo me dije: “tengo que hacerle saber al Grupo Magnificat todo lo que están haciendo aún sin saberlo...”.
Después comencé a ir a las Adoraciones Eucarísticas de San Carlos y casi entrando a la Basílica comenzaba a escuchar ese órgano melodeando las canciones que cada vez me resultaban mas familiares, y el llanto me brotaba casi hasta el final, a los pies de la Virgen, que me regalaba una gran limpieza de espíritu ante el Santísimo Sacramento. Por supuesto, también comencé a ir a San Bernardo. Esos días me sentía envuelta en una paz sobrenatural que no puedo explicar. Como si fuera poco, desde que nos consagramos como familia a la Virgen en la Navidad de 1995, fuimos llamados a ofrecer el servicio musical en la Santa Misa (trabajamos en dos Parroquias), entonces pensé que si sus cantos generaban en nosotros todo ese acercamiento a Nuestro Señor, debíamos aprenderlos para que toda esa gente sienta lo mismo que nosotros. Y con la claridad de que nunca nadie lo haría como lo
hacen ustedes, lo sorprendente fue que, con gran felicidad, vimos acercarse a tantas personas pidiendo las letras, dando testimonio de su acercamiento a Jesús y solicitándonos que no dejemos nunca de hacerlo porque les hacía mucho bien. Entonces yo me dije: “tengo que hacerle saber al Grupo Magnificat todo lo que están haciendo aún sin saberlo...”.
Por eso les damos
las gracias... Por eso les doy mi testimonio para que no abandonen nunca porque
los necesitamos. Porque quiero que sepan que su música suena en mi casa desde
la mañana hasta la noche. Y finalmente le pido al Señor y a la Virgen María que
los acompañen y los cuiden en todo momento, para que nos puedan seguir ayudando
en nuestro camino hacia la santidad.
QUE DIOS LOS BENDIGA!!! Mónica
(Mónica pertenece al Grupo de los Alhelíes, próximamente les contaremos algo de ellos y de la linda amistad que hemos comenzado en el Señor).
Como siempre, los esperamos en los Encuentros de Adoración
Eucarística, Rosario y Santa Misa:
-
San Carlos, Basílica de María Auxiliadora - Hipólito Yrigoyen y Quintino
Bocayuva (Rosario y Adoración)- Primeros domingos de mes, 17 hs.
- San Bernardo -
Gurruchaga 167 - Terceros sábados de mes, 17.30 hs.
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